miércoles, 22 de agosto de 2012

Lo siento.

Vale, lo siento mucho. En estos dos meses no he publicado nada y he escrito más bien poco. Bueno no, he escrito mucho pero... Mejor me explico.
Estoy reescribiendo la historia porque me parece que los capítulos son muy cortos y no aportan lo que deberían aportar, al menos yo pienso que no expresan muy bien los sentimientos de cada personaje. Y por eso estoy escribiendo a partir de estos "pequeños trozos", unos capítulos más largos donde explica mejor el comienzo de todo. El por qué del viaje a Canadá, el huir de todo y de todos, el misterio... Todo eso.
Así que siento no haber dicho nada en estos dos largos meses.
Para haceros un adelanto, estoy por el capítulo tres y aunque no lo parezca es mucho porque llevaré como unas veinte páginas entre el prólogo y los tres capítulos. Bueno vale, no es mucho pero tengo pensado capítulos más largos, de momento es el comienzo y no voy a atosigar ni a agobiar.
Pues lo dicho. Siento mucho haberos hecho esperar, porque encima de que es verano y tengo "más tiempo libre" no he subido nada.
A parte, decir que este verano ha sido el más ajetreado que he tenido, ya que el año que viene estudiaré segundo de bachiller y me he leído muchos libros de autores que daré el año que viene para estar preparada y todo eso.
No os aburro más. Disfrutad lo poco que queda de verano y no perdáis las esperanzas que seguro que en nada vuelvo a subir capítulo.
Un beso para todos los que leen la historia y para la gente que me ha comentado y seguido desde el principio en especial a Any (http://hunter-soul-story.blogspot.com.es/) Patricia (http://tresdestinosunfinal.blogspot.com.es/) mi pequeña Carol (http://vespergoodbye.blogspot.com.es/)
Mariaje (http://staywithmemcfly.blogspot.com.es/) y Miriam (http://smilemcfly.blogspot.com.es/) recomiendo que os paséis por sus blogs. No os arrepentiréis, eso os lo aseguro.

sábado, 19 de mayo de 2012

Capítulo 7


<<Desaparecer en esas tierras verdes, llenas de esperanza, llenas de vida, llenas de ti. Desde aquí todo parece feliz, el mundo pierde su ridículo temor y sonríe por fin. Solo hay una palabra que define todo esto. Libertad. Como las pequeñas golondrinas en primavera, revoloteando, haciendo piruetas en el aire... Disfrutan de poder volar, como tú hicieste una vez. ¿Te acuerdas? dijiste que te quedarías, pero no lo pudiste evitar, era tu naturaleza ¿verdad? No lo entendía hasta que comprendí, que dejarte volar fue lo mejor que pude haber hecho.>>

Cada día piensa en ella. Era complicado explicarlo. Ha pasado el tiempo, ayer cumplió diecinueve años y fue extraño no celebrarlos a su lado. Mira la carretera, a su izquierda se ve el mar. El sol se está poniendo. Es una escena tan típica de película... Pero en las películas todo acaba bien. "Ojalá estuviera ella aquí" piensa, pero no está.
Piensa en ir a buscarla, en recuperar la vida que tenía, en volver a hablar con su padre. Aún seguirá en "Poseidón", es su vida. No lo eran ni su hijo, ni su mujer. Ni siquiera recuerda a su madre, lo único que sabe es que sus ojos eran igual de grises que los de él. Según su padre, su madre murió cuando él tenía cuatro años. Sabe que no es cierto, sabe que los abandonó, pero eso lo descubrió mucho tiempo después.

" -Eh, ¿nos pasas la pelota? -nada, ni caso.
Justo se le tenía que ir la pelota al lado de esa niña. Su padre siempre dice que es encantadora y que le recuerda a sus padres, aunque ya hace tiempo que no los ve, "El trabajo", dice. Conoce a la niña, nunca va con nadie y pocas veces la ha visto jugar con una niña nueva. No recuerda su nombre, pero debe ser rica ya que nadie estudia en "Poseidón" a menos que tenga dinero una beca, y las becas solo se las dan a los mayores.
En cuanto a la niña que hoy lleva unas ridículas trenzas, parece que ha reaccionado a un grito de su amigo Joel. Se acerca con la pelota sujeta por sus pequeñas manos y se la entrega.
-Gracias -consigue decir- Gloria.
-De nada, Óliver. "

Siete años. Solo tenía siete años y ya era así de imbécil con ella.

" -Se está bien aquí.
-Pero si odias bailar.
-Lo sé.
-Tampoco te gusta el ambiente, ni las personas que vienen, ni los vestidos...
-Lo sé.
-¿Entonces? ¿Vas a decirme ya por qué se está bien aquí?
-Porque estás tu, y te gustan estas cosas.
Y en ese momento  se para la música. La gente deja de existir y solo la ve a ella. Mira sus ojos y los ve brillar. Tiene dieciséis años y está seguro de que nunca ha sentido algo así por otra persona."

Dieciséis años y sin otra preocupación en la cabeza que hacerla feliz.

"-Venga Gloria, nos tenemos que ir -hace un frío terrible, dos de enero y como todos los años, la nieve lo cubre todo. Se le eriza la piel y Gloria lo ve- vamos, sal de la cama. Llegaremos tarde.
-No quiero. Si tanto frío hace fuera, no tiene ningún sentido salir de la cama.
-Pero nos tenemos que ir ya -se acerca a ella, solo lleva los pantalones y porque se los ha puesto ahora. La mira como solo él sabe mirarla y la besa. Dulce, tranquilo, delicioso. Nada comparado con la noche anterior. Y la convence."

Deja de pensar en esos momentos juntos. Es entrada la noche cuando llega a su destino. Una casa vieja, parece abandonada pero sabe que no es así. Se fue para protegerla y ahora nada le hacía más falta que estar con ella.

<<Dicen, que los escritores leen y releen una y otra vez sus escritos. Que siempre les viene la inspiración cuando más ocupados están. Hay veces, que incluso durmiendo, las mejores historias jamás inventadas se les aparecen y tienen que levantarse corriendo para que no se les escapen...>>

Ni siquiera sabe porqué ha accedido. La pone nerviosa y más aún con la tarde que pasaron el otro día. Siempre tiene una respuesta para todo.

-¿Por qué tengo que ir?
-Porque te gusta -le dice Gloria desde la cama- y porque te mueres de ganas de estar con él.
Y no dice nada más, es verdad, le gusta. Desde el primer día que lo vio, desde la primera vez que hablaron en aquel árbol y desde aquella tarde en que fue a buscarla.

"-Tú.
-Yo.
-¿Qué haces aquí?
-Habíamos quedado.
-No, no habíamos quedado.
-Si... Dijiste que ya nos veríamos. Ahora nos estamos viendo, ergo si nos estamos viendo, hemos quedado.
-Lo dijiste tu. 
-No importa quien dijera qué. El caso es que estoy aquí.
-Pero si ni siquiera son las nueve de la mañana. Hasta mi perro está durmiendo.
-Oh si, el huscky siberiano.
-¿Cómo lo sabes?
-Las vi ayer. A tu amiga y al huscky. Es todavía pequeño.
-Si, tiene tres meses... ¡Pero no me cambies de tema! -tenía una habilidad especial para desviar los temas, cambiar cuando le apetecía, pero cuando preguntaba algo, se acordaba por muchas vueltas que diera la conversación y al final de esta, volvía a preguntar.
-No he cambiado yo, has sido tu. Me has preguntado ¿recuerdas?


Desesperación, este chico tiene una respuesta para todo. Aunque claro, si no fuera por él, ahora mismo estaría llorando."


-¿Qué hora es? -ya se ha vestido, peinado y hasta se ha puesto un poco de maquillaje.
-Tranquila, todavía quedan cinco minutos.
-¿Estarás bien sola?
-Dentro de tres meses cumpliré dieciocho, se cuidarme sola Nerea. Estaré bien, y Poppy estará conmigo -no le hacía mucha gracia dejarlas solas, esperaba que Gloria no llorara como otras noches. Al menos Poppy cuidaría de ella.


Suena el timbre, puntual. A las ocho, como acordaron. Poppy corre a la puerta ladrando, Nerea abre la puerta y lo que ve la deja sin aliento. Intenta no mostrar sus nervios, pero no puede. El corazón le late frenéticamente, le tiemblan las piernas y no puede articular palabra.


-Vaya Nerea... estás...
-Preciosa -se escucha decir a Gloria desde la cocina-.
-Si -nota arder sus mejillas y cuando lo mira, ve que él se ha puesto igual o más nervioso que ella- ¿Nos vamos? -le pregunta Pablo.
-Claro -la primera palabra de toda la noche, y aún le quedan muchas más- vámonos.

<<Atrévete a soñar>>

viernes, 20 de abril de 2012

Capítulo 6


<<No veía el modo de escapar y se creó su propio mundo. Pero su propio mundo le borró todo lo que conocía, le borró todo lo que una vez quiso recordar y finalmente acabó por olvidar quien era. No recordaba su nombre así que se inventó uno. Butterfly.>>

Esa noche hace mucho frío así que tiene que poner una manta por encima de la cama para dormir más calentita. Poppy se ha recostado bajo el radiador. Aun así sigue haciendo mucho frío. La coge y se la lleva a la cama con ella. Si se levantaba antes, podía saltar sin ningún problema ya que la cama no estaba muy elevada. La verdad, no sabe porqué Poppy siempre duerme con ella si fue Nerea quien la encontró. Durante el día la sacaba a pasear, la cepillaba, la bañaba cuando era necesario... Incluso hablaba y cantaba con ella. Pero a hora de acostarse siempre acudía a la habitación de Gloria. A Nerea no le importaba sino todo lo contrario. Hacía dos meses que contaban con Poppy en esa pequeña familia y en ese tiempo, la cachorro iba a la puerta de Gloria para que le abriera. Nerea solo sonreía y negaba con la cabeza, sabía porqué era. Gloria fue quien había salvado la vida al pequeño animal y eso Poppy no lo olvidaba aunque solo tuviera unas semanas cuando la encontró. 
Volviendo otra vez a la realidad, Gloria admira la facilidad con la que Poppy se duerme. Se dirige donde Nerea para darle otra manta a ella pero ya se ha dormido. Actuando como su abuela hacía, le pone la manta por encima para que no se resfríe. Regresa a su cuarto donde una pequeña luz amarilla brilla y comprueba que Poppy se ha dormido completamente. Se mete en la cama y se esconde bajo las sábanas y mantas que hay ahí. Está alegre, estar allí dentro, en su cama, le recuerda el mar. Decide dormirse y dejar de moverse tanto para no despertar al cachorro. Pero un segundo antes de ponerse a dormir, se permite pensar en él. Piensa en sus sonrisas y en sus increíbles ojos. Piensa lo feliz que fue con él, en como lo odió y pasó a quererle tanto. Finalmente se duerme recordando su nombre. Oliver Novoty.


<<Clases de gimnasia. Hoy. Por la tarde. A las siete. Hoy es miércoles. Nunca se lo ha dicho a nadie, pero odia los miercoles. Tampoco es que nadie le haya preguntado.
Estoy en la biblioteca y es miércoles. Huele a libros. Hay un chico sentado dos sillones más adelante. Tiene el pelo oscuro. Solo puedo ver el título del libro que está leyendo. "Sherlock Holmes y el perro de los Baskerville". Han pasado catorce minutos... ¡Y una hora! Llego tarde a clase de gimnasia.>>


-¡Vamos Poppy corre!


El grito de Nerea la ha despertado. Ese sueño no era un sueño, era real. Se acuerda de aquel doce de marzo. Entonces Gloria tenía doce años. La biblioteca era como su casa, se pasaba horas y horas allí. Al principio Emma se preocupaba cuando Gloria no llegaba pronto a casa pero cuando la veía con un gran libro bajo esas pequeñas manos, se reía. La niña que era antes Gloria no entendía el porqué de su risa pero era contagiosa así que reía con su abuela.  Y entonces lo recuerda, como un destello en su cabeza, unas imagenes nítidas la atraviesan. El chico del pelo oscuro, el de aquellos ojos grises perfectos.


<<Tropiezo con el sillón al levantarme. Caigo. Dolor. El tobillo. Soy muy torpe. No hay nadie, el chico del pelo oscuro ha desaparecido.
-¿Necesitas ayuda?- Está sentado en mi sillón, me mira indiferente. No parece ni preocupado por mi. No me extraña, lo conoce. Él es así.
Nombre: Óliver Novoty.
Padres: John Novoty (viudo).
Hermanos: Ninguno. O eso cree.
Edad: 13 años.
Físico: Pelo negro azabache, ojos grises metalizados, alto, su físico está cambiando debido a la adolescencia. Parece que a las chicas les gusta.
Carácter: Idiota, prepotente. Siempre ha sido igual. 
-No gracias. No necesito ayuda de nadie y menos la tuya.
-Borde.
Intenta levantarse pero no puede. Lo único que siente es dolor. Le mira. Él entiende su mirada. Gloria se apoya en su hombro y empieza a andar con una pierna. Óliver se ríe, ver dar saltos a una niña como Gloria es divertido para él. No sabe como es y tampoco sabe que en la gran mansión de Gloria, la única persona que la espera es su abuela que en estos momentos empieza a encontrarse tremendamente cansada, algo raro en ella.>>


-¡POPPY!


Otro grito por parte de Nerea, siente un peso menos en su cama. Escucha bajar corriendo a  Poppy por las escaleras y unos ladridos de alegría.  Se levanta, se pone una chaqueta y baja a la cocina.
Fuera, en el jardín.
Poppy estaba alegre de salir a jugar en la nieve con Nerea, últimamente ha hecho mas frío del normal y no habían podido salir. Nerea, disfrutando con Poppy le tira una pequeña bola de nieve que le da en una pata. El cachorro se pone a ladrar y corre detrás de Nerea. Ésta cae a la nieve y coge a la perra en brazos. Ríe y Poppy le lame la nariz.


-¡Nerea, Poppy! - echan a correr las dos y Poppy se tira en brazos de Gloria- Te he preparado un café, pensaba que tendrías frío.


Nerea acepta el café sonriendo. Si que tiene frío, están a menos de tres grados aunque parece que Poppy no lo nota. Nerea las mira, el cachorro les ha cogido mucho cariño en estos meses, ha crecido aunque no mucho y se ha hecho fuerte. Desde el día que la acogieron han estado muy pendientes de ella, tanto Nerea como Gloria. Y esta última es más feliz. Sin darse cuenta, mira el reloj y se bebe el café de un trago.


-Tengo que ir a la tienda... a por... helado.
-¿Helado? Nerea, estamos en febrero. ¿Estás bien?
-Claro, solo me apetece helado. ¿Te quedas con Poppy?
-Sabes que si pero, ¿estás segura de que te encuentras bien?
-No te preocupes. Volveré en un rato - y sale corriendo. No va a comprar helado, no va a la tienda mas que nada porque no ha cogido dinero. Ella solo quiere verle. Ha averiguado su nombre Pablo. Pablo Schofield. Sabe que le gusta la fotografía y dibujar, que tiene una hermana pequeña y que vive en Canadá desde los ocho años con su familia. En la tienda ha escuchado a las mujeres hablar de él, siempre dicen que es un chico encantador y que adora a su hermana. Hablan sobre sus padres y sobre su enferma abuela. 


Llega a su destino. El lago, congelado en invierno. Él acude allí todas las tardes. Se queda esperando detrás de un árbol para verlo llegar. Espera diez minutos, veinte... no aparece. Está a punto de rendirse, irse a su casa y probar suerte mañana, pero una voz la frena.


-¿Qué haces detrás de un árbol? - se le hacelera el corazón, despacio se gira y lo ve. Su pelo rubio, sus ojos chocolate y sus imperceptibles pecas- ¿Y bien?
No sabe que hacer. ¿Le dice la verdad? "No, eso es de acosadores", piensa. 
-Nada -responde nerviosa- Observar el paisaje.
-Hace veinte minutos que observas un árbol. Eres nueva -está a punto de replicar que hace unos tres meses (contando diciembre) que llegaron- y no, tres meses no se consideran mucho tiempo.
-¿Cómo sabes...? Me viste.
-Si, y tu a mi -la coge desprevenida, no esperaba esa respuesta-. Y ahora me estabas esperando. No hace falta que lo niegues, te veo todos los días Nerea -expresión de desconcierto en el rostro de Nerea-. Las mujeres de la tienda. No soy el único.
Ahora lo entiende todo, este chico la sorprende. Aunque pensándolo mejor, el papel de "acosadora" que se ha puesto hace unos minutos debería compartirlo con él.
-Por cierto me llamo Pablo.
-Lo sé. Las mujeres de la tienda -se hace tarde, debe volver a casa-. Me tengo que ir.
-Ya nos veremos por aquí.


No dice nada más y vuelve a casa mas despacio de lo que se ha ido. Al volver abre la puerta y Poppy va ladrando hacia ella. Gloria la sigue caminando. Ve la expresión de felicidad de su amiga. 


-Se ve que el helado estaba bueno.
-Eso parece -dice riendo- eso parece.


Cenan entre risas, algo poco común entre ellas y se acuestan. Poppy como siempre se va con Gloria.
A la mañana siguiente, Nerea es la primera en despertar. Nadie sabe que están bien. Nadie sabe donde están. Nadie las está buscando. Y por supuesto nadie se ha preocupado por ellas. 
"Ni una llamada", piensa Nerea, "Ni un mensaje".  Acostada en la cama de su habitación ve brillar el sol, ese que aún no es capaz de derretir la espesa nieve. Desde que su tío se "encarga" de ella, el único contacto que ha tenido con algún ser humano ha sido Gloria. Su tío la acogió en su familia porque era lo único que le quedaba. No lo conocía, era el hermano de su madre y no lo conocía. Solo había visto unas fotos que su madre guardaba. Su madre... Cuanto la echa de menos. A ella y a su hermano Jack. 


"Estamos solas..." y es verdad. Las dos chicas están solas. No tienen familia, no tienen a nadie que les diga que todo irá bien, nadie que las cuide cuando se sientan mal. Nerea dejó a sus seres queridos cuando se marchó con Gloria. Todos los días iba al cementerio donde les contaba todo lo que le pasaba. Se levanta de la cama despacio, con cuidado de que las lágrimas que ha intentado contener durante todos estos años no la hundan en la tristeza, ella ya no recuerda lo que eran los abrazos maternales y Gloria nunca ha sabido de su existencia.
"Al menos la tengo a ella... Y ella me tiene a mi". Suena el timbre.


-¿Pero quién? -nunca han tenido visita-. Son las nueve de la mañana.
Baja corriendo las escaleras ya que la persona, ser o cosa que está llamando al timbre no cesa con los timbrazos.
-Tú.

domingo, 19 de febrero de 2012

Capítulo 5

<< "Me encontraste escondida en una rosa. Era feliz allí dentro, lo tenía todo. Pero un día llegaste y la abriste. Te topaste por casualidad. Tenías frío y estabas aterrorizado. Y abriste la rosa. Te sorprendió ver a alguien viviendo en ese sitio que parecía pequeño pero no lo era. Te acercaste despacio diciendo "No tengas miedo, no voy a hacerte daño". No era verdad. Hablamos. Y nos reímos. Me contaste tu historia, tu vida y hasta la anterior. Me revelaste tus miedos, me dijiste lo que te hacía sonreír como un tonto. Me diste parte de tu vida. Y, ¿qué hacía yo? Estaba callada, reía contigo, te escuchaba. Me preguntaste de dónde venía, qué cómo me llamaba, si era feliz o si alguna vez había estado triste. "No lo se". Te contesté, entonces no sabía lo que era ser feliz y tampoco triste. Me fascinaba tu risa porque nunca había escuchado ninguna. Cuando te vi llorar mi corazón latió muy rápido, sentí que iba a morirme. Me llevé mis manos allí donde éste palpitaba tan fuerte que adiviné que hasta tu podías escucharlo. Pero tu me tranquilizaste, "Tranquila" dijiste, poco a poco vi que te acercabas y que tus brazos me rodeaban. Fui feliz, sentí lo que era verdaderamente la felicidad y tan rápido como la sentí se fue de golpe..."
En mi cama solo había una nota. 
"Lo siento" ponía. Y entonces, morí.
"Me encontraste escondida en una rosa. Era feliz allí dentro, lo tenía todo. Pero un día llegaste y la abriste...">>



No sabe como se llama pero lo ha visto muchas veces cuando ha bajado al pueblecito a hacer la compra. 
El pueblo tiene una pinta un tanto extraña. Las calles, cubiertas de nieve, a veces están desbordadas de la poca gente que hay allí y otras, todos se esconden en sus veneradas casas, resguardándose del golpeante frío. 


Es tarde, lo sabe porque la luna ya hace tiempo que está saludándola. No puede dormir y eso es raro en ella. Se levanta de la cama, enciende la lamparilla que tiene en su mesita, abre el armario y saca unos vaqueros, unas botas y su jersey de lana de cuello alto que tanto adora. Baja las escaleras con cuidado de no despertar a Gloria. Últimamente la ha escuchado llorar, se siente impotente, su amiga no dice nada, no parece feliz. Sabe que esto de estar lejos la ha ayudado un poco. Ya abajo, ve en el perchero su abrigo marrón, se lo pone, coge el gorro que le regaló su madre, lo mira con añoranza, pero sacude la cabeza y sale de la casa notando el frío tacto de las llaves en su mano.


"Deja de pensar en él, Nerea. No lo conoces. No sabes como se llama. Y ni si quiera te has parado a pensar si sale con alguien. Es una gran tontería. Me odio por esto." No para de pensar en lo mismo desde que salió de casa. Se para debajo de una farola que titilea. Mira su luz naranja y para de titilar durante unos segundos y después vuelve a la carga. Sigue caminando por esa silenciosa calle, pero se detiene al escuchar unos sollozos. Guiada por su oído camina para encontrar lo que provoca ese sonido, pero se detiene cuando encuentra un cúmulo de nieve. Silencio. Los sollozos provienen de ahí.
"¡¿Y si es un bebé?!" Se tira en el suelo y quita toda la nieve hasta que roza algo. Una cabecita llena de pelo, unas orejas caídas y frías y al final del diminuto cuerpo una cola pequeñita.
-Un cachorro... ¿Qué haces aquí? ¿No tienes dueño? Pues claro que no Nerea, no tiene ni collar ni nada...- Es demasiado pequeño. Calculando su tamaño, no tendrá ni dos semanas... Enseguida se deshace de su abrigo sintiendo como el frío le cala los huesos y envuelve al pequeño animal en él.- No te preocupes, yo te voy a cuidar.- Y tras dedicarle una tierna mirada, corre hacia casa. No quiere que le pase nada.


Llega jadeando y asustada, no sabe que hacer. Sin querer cierra de un portazo, maldice en voz baja, espera no haber despertado a Gloria. Se dirige a la cocina. Enciende la luz y da un bote.


-Gloria, ¿qué haces despierta?
-Podría preguntarte lo mismo... ¿Qué es eso?
Ella se lo enseña, por su cara Gloria puede adivinar que Nerea no tiene idea de lo que hay que hacer.
-¿Lo bañamos para que entre en calor?
-No. Dámelo.Lo coge despacio, con cuidado, no quiere hacerle daño. Busca por el baño unas toallitas y las encuentra en el armarito que tienen para guardar los jabones y las cremas. Ante la atenta mirada de Nerea, Gloria limpia poco a poco al cachorro. Cuando acaba, le tiende el cachorro a Nerea que lo coge con miedo de romperlo.- Ve abajo ahora voy yo.
Ésta se dirige a buscar una almohada blandita, busca por las habitaciones pero no encuentra ninguna que se adapte a lo que ella busca. Se extraña porque ella sabe que en esa casa hay almohadas grandes y blandas, en forma cuadrangular... pero entonces se acuerda. Da media vuelta y corriendo sube al desván. Allí todo está muy limpio, busca con la mirada y encuentra el armario color caoba. Lo abre y allí ve como unas siete u ocho almohadas, unas cuantas mantas y un álbum de fotos. 
Se queda mirándolo un momento, es gris, es viejo y en la tapa pone "EMMA" pero no tiene tiempo para mirarlo, así que cierra rápido la puerta del armario y baja mas rápido aún las escaleras. Ya abajo se encuentra a Nerea intentando calentar al pequeño. 
Con un botón, Gloria enciende la chimenea y pone al lado el cojín y encima una mantita caliente. Coge al cachorro y lo pone encima.
-Los cachorros recién nacidos no tienen aún la capacidad de mantener su temperatura.
-¿Crees que sobrevivirá?
-¿Dónde estaba?
-Debajo de la nieve... 
-Cada dos horas tenemos que alimentarlo, voy a buscar algún biberón de cuando era pequeña, supongo que estarán guardados.
Antes de que pueda irse Nerea la coge del brazo.
-No hace falta que te quedes toda la noche, lo haré yo. Ya has hecho suficiente, necesitas dormir.
Gloria asiente y se dirige al desván otra vez, seguro que allí encuentra los biberones. Efectivamente, allí están, en una caja de madera donde pone su nombre. Allí encuentra ropa de bebé, algunas cuantas fotos y... ¿Cartas? Coge la caja y la baja a su habitación. La esconde en su armario. Baja los dos únicos biberones que había, les prepara el biberón y los deja allí. En una nota escribe "Para POPPYy sube a la habitación para intentar dormir.


"Y ella intentaba ser fuerte, a toda costa, auque sin mucho éxito. Se acordaba de aquella vez en la que echó un pulso de miradas con él. Fue curioso, porque lo empezó él después de haber mirado a la que es su amor platónico por mucho que se niegue. Fue una mirada triste, aunque le costó entender lo que quería decir, fue un diálogo parecido a éste: -Te necesito, quiero utilizarte para no sentirme hundido. A lo que ella le respondió: -Te quiero, te quiero demasiado, me arrastraría por ti si hiciera falta pero no, estoy harta de tus jueguecitos. Y con todo el dolor de su corazón apartó la vista. Ella había ganado esta batalla, aunque por dentro sabía que era frágil, que en cualquier momento caería. De hecho no había ganado la batalla. Su corazón seguía abierto, malviviendo, al borde del precipicio."


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Este capítulo se lo dedico especialmente a @CarolAndhersong porque se que si algún día estoy mal ella estará ahí, y porque sé que estos días ha estado mal y quiero que este capítulo la anime. Ah y por sus aportaciones a este blog, sobretodo el último trocito que se presenta como sueño de Gloria. Os dejo su twitter  y su blog para que la sigáis http://vespergoodbye.blogspot.com/. Un beso.
PD: Siento que sea corto, el próximo capítulo lo haré mas largo.

domingo, 22 de enero de 2012

Capítulo 4


"Primera regla: No ilusionarse.
El amor es para estúpidos descerebrados que no tienen otras cosas que hacer en sus vidas, que pensar todo el día en que si su pareja está pensando en su otra mitad. Las naranjas son para los zumos."


-¿Qué haces?- Su amiga la ha asustado, como muchas otras veces. Gloria se limita a apartar la mano de la hoja que intentaba esconder, pero sabe que a Nerea es imposible ocultarle nada. 
Ella lo lee atentamente y enseguida termina. 
-Oh venga Gloria, el amor es lo mas bonito que existe- Se miran un momento, los ojos verdes de Nerea contra los pardos de Gloria. 
Una sonrisa asoma en el rostro de Nerea y aparece otra en el de Gloria.
En una pequeña gran cabaña, de un frío de diciembre, con mucha nieve alrededor, Gloria ve a través del reflejo de la ventana como su mejor y única amiga, baja las escaleras, feliz, por haber conseguido sacarle una sonrisa sincera. Una de las pocas que le ha visto desde que la conoce.
Se levanta del gran sillón naranja, deja el papel guardado en un cajón y sigue a su amiga. Ya abajo, se siente en una silla de la cocina. Ve que su libro está en la mesa. Roza con la yema de los dedos, su tapa dura y lo deja a un lado.
-Solo serán seis minutos.- Piensa Gloria mirando el "espectáculo".


Primero el tazón azul cielo que tanto le gusta. Después abre a nevera en busca de leche "semidesnatada", a continuación el recipiente de azúcar y el de cacao, saca una cuchara mediana del cajón de los cubiertos, lo mezcla todo y lo pone en el microondas. Espera impaciente un minuto y medio mientras, busca las galletas de chocolate que compró no hace mucho y que se culpa cada vez que se come mas de las que debería. Pero no puede evitarlo, dice, están tan buenas... El minuto y medio pasa y el microondas emite el pitido que Nerea quería escuchar. Saca poco a poco el tazón con cuidado, no quiere quemarse como tantas veces le ha pasado. Esta vez, saca del cajón de los cubiertos una cuchara un poco mas grande, parte las galletas en trozos y los echa en el tazón. Las galletas de chocolate se deshacen en la leche y Nerea se dipone a comer su delicioso desayuno. Todo esto ante la atenta mirada de Gloria.
-¿Quieres?- Le pregunta con la boca llena.
Gloria niega con la cabeza y vuelve su mirada al mismo libro de antes, ese que casi no la ha dejado dormir durante dos días. 
-Tu te lo pierdes, esto está riquísimo.- Nerea no dice nada mas y después cada una vuelve a lo suyo, Gloria a ese fantástico libro y Nerea a ese ansioso desayuno que se muere por devorar.


"Da igual que seas pequeño, da igual que camines dando botes porque cuando quieres escapar de todo meces tus alas y echas a volar.
Por eso te envidio.  Envidio tu capacidad de dejarlo todo atrás y no sentir nada.
Siempre te he observado, siempre he ansiado volar. Una vez quise ser como tu..."


Subiendo las escaleras ha encontrado una tira de papel, en ella había esto escrito.
Hoy llueve y Nerea mira por el cristal de la ventana como las pequeñas gotas se deslizan suavemente para acabar derramándose en el frío suelo. No para de pensar en esos deliciosos ojos chocolate, en esa exquisita sonrisa, en esa dulce nariz respingona... Tampoco olvida su pelo rubio mojado ni sus imperceptibles pecas. 
Suspira. Vuelve a suspirar. Y lo hace otra vez. Apoya la cabeza entre sus brazos y escucha una dulce melodía de piano. 
Sabe que es Gloria, hacía tiempo que había dejado de tocar el piano. Esa es su canción. La "Canción de Nerea", así es como se titula. La compuso un día que la encontró llorando en silencio. La compuso para que no llorara mas.  La compuso porque su corazón le dijo que lo hiciera.


-¿Porqué la estará tocando ahora? ¿En este preciso momento?- Quizá la ha vuelto a oír llorar en silencio. O simplemente quizá, le está intentando decir lo que le dijo hace nueve años.

lunes, 2 de enero de 2012

Capítulo 3

" Óliver. Ese era su nombre. Era odioso. Era impertinente. Era lo que las madres de las alumnas del internado llamaban un "descarado". Pero era singular, y sobretodo intocable. Su padre era el director y el propietario de "Poséidon" el internado donde Gloria estudiaba. -Sus padres tenían allí en Suiza una casa desde que decidieron donde estudiaría su hija pequeña. La única razón por la que Gloria dormía en su casa y no en "Poséidon" era por que sus padres y el director fueron amigos y compañeros desde siempre y fueron juntos al internado.- Nunca le había gustado y tampoco entendía porqué todas las chicas opinaban lo contrario. ¿Era por su estúpido pelo azabache o por sus ridículos ojos grises?
Óliver Novotny.
-Idiota...
-No seas así, parece buen chico. Además de que es muy guapo.
-Ya claro. Es un engreído.
Si ya odiaba que todas las chicas lo alabaran, que Nerea lo hiciera la ponía mala.
-¿Quién es un engreído?- Miró de reojo y vio como Nerea se marchaba poco a poco. "Genial", pensó, "Ya me ha dejado sola".
-¡Tu, Óliver Novotny! "

Sonríe para si misma. No se explica cómo pudo querer tanto a ese "idiota". Pero su sonrisa se desvanece y vuelve a la realidad. Y la realidad es que Óliver Novotny no está,   en su lugar se encuentra en un tren que se dirige a Francia desde Suiza. En la cama de arriba descansa Nerea. A las diez de la noche las avisaron de que su compartimento ya estaba listo, desde entonces Nerea ha estado durmiendo.

"-¿Porqué dices que soy un engreído?
-Por que lo eres.
-Es verdad, lo soy.
Se miran. Ninguno de los dos aparta la vista del otro y es entonces cuando él puede ver toda la tristeza que guardan los ojos de Gloria.
Nunca se había fijado en ella, siempre pensó que era como sus padres, la típica niña rica que lo tiene todo. No sabía cuanto se equivocaba. "

<< Todos quieren tener una bonita historia de amor en sus vidas. Yo solo quiero que todas esas bonitas historias sean contigo.>>

-¡ Buenos días!
-Son las tres de la tarde Nerea.
-Hacía tiempo que no dormía tan bien. ¿Falta mucho para llegar a dondequiera que vayamos?
-Solo una hora mas.
Después de esa pequeña conversación, ninguna de las dos dijo nada mas. Nerea se zambulló en su iPod y Gloria volvió a su libro.
No es que el tren fuera despacio, pero a las dos y media de la mañana habían tenido una avería y estuvieron parados mas de tres horas y pico. 

"-Me gusta la rapidez. Ver desde la ventana del coche como se difumina el paisaje, sentir la carretera en las ruedas de mi moto, ver la prisa que se dan los días para llegar al viernes y ser libre por fin... ¿Sabes? Cuando era pequeño deseaba que los meses pasaran para llegar al día de mi cumpleaños y que me hicieran mi desayuno favorito y después sorprenderme con un gran regalo. Pero hay momentos... momentos como este Gloria, en los que desearía que no existiese la rapidez ni la velocidad, que desaparecieran los minutos y las horas ... Ojalá el tiempo se detuviera ahora.

Óliver le acariciaba su sedoso pelo mientras ella, apoyada en su pecho desnudo, sentía los latidos de su corazón. Estaban acostados entre las sábanas de su cama, desnudos, agotados, felices...

-Me enamoraste Gloria, me enamoraste cuando vi tus ojos y me enamoraste mas cuando te conocí, descubrí como eras verdaderamente y entonces te amé... "

Ya habían llegado al aeropuerto y habían aterrizado en su destino, las seis horas de viaje les pasaron volando. Cuando llegaron a la casa, todo estaba cubierto de nieve excepto la entrada. Gloria sacó las llaves y abrió la puerta, entraron en la casa y Nerea se quedó atónita.

-¡Esto es increíble! 
-Mañana nos acercaremos a la ciudad para comprarte ropa y algo de comida.

Nerea la miró y se echó a llorar a sus brazos, ella no dijo nada y la abrazó de vuelta.

-Lo siento Gloria.- Se sorbió la nariz, Gloria le hizo un gesto para que subiera y le prestó un pijama. Solo había una cama hecha y como era bastante grande durmieron las dos juntas.

<<He pasado demasiado tiempo buscándote, pensando siempre en ti y ahora siento que he perdido mucho haciéndolo>>

jueves, 22 de diciembre de 2011

Capítulo 2



<< -¿No hay nada que te haga feliz? Tienes la extraña costumbre de desaparecer cuando te estoy diciendo la  verdad, de ocultar tu belleza al mundo. Tienes tanto que aprender... Déjame enseñarte a volar. Déjame estar contigo.
-Sabes que nunca volaré, sabes que nunca me enseñaré nada, sabes que desaparecer es lo único que me hace sentir bien. No quiero escuchar tu verdad, no quiero escuchar nada. No puedo...
Gritando, llorando, luchando contra su naturaleza, Caroline desapareció. Se fue, como si nunca hubiese existido. Sus preciosos rizos dorados, sus ojos grises, todo había desaparecido. Y como si de una película se tratase, Mark cayó al suelo de rodillas y lloró. Lloró como un niño pequeño, lloró y lloró y continuó llorando. El amor de su vida se acababa de ir y esta vez lo había hecho para siempre, lo sabía. El mundo había dejado de tener sentido para el y aun con el rostro empapado por las lágrimas le apeteció dejar de vivir. Se levantó, no era el quien actuaba, era su cuerpo por que el ya estaba muerto, muerto por dentro. El duro frío le calaba los huesos, las olas golpeaban las grandes rocas, el viento le hacía perder el equilibrio.
-Lo siento... Caroline... Te... te amo.>>


Fin. Otro libro mas pero, es especial. Ha llorado, le ha impactado el final del libro. No, no es "Algún principio alternativo", ese lo terminó a principios de Noviembre. Sigue llorando, un libro de 1569 páginas, un libro de amor, un libro que le ha llegado a lo mas hondo de su corazón. La complicidad de los personajes, Caroline y Mark...
"Se amaban" piensa, "Se amaban y se odiaban, imperfectos, irreales, autenticos..."


Habían pasado dos meses desde el día en que decidió que el naranja era su color ideal de uñas, dos meses desde que su reloj naranja pensara que pararse en la hora doce y trece minutos era lo correcto para hacer feliz a Gloria. Dos meses desde su última sonrisa. Octubre había pasado y junto a el Noviembre.
Hoy era once de Diciembre y Gloria ya lo tenía todo preparado. Tenía dos grandes maletas llenas con todas sus cosas, una bolsa de mano con lo imprescindible y una foto.  La verdad, es que tenía tres fotos. La primera era con su abuela, Emma. En esa foto Gloria no tendría ni siete años, sonreía, algo extraño para ella. La segunda foto era de sus padres con ella en sus brazos, nadie sonreía, incluso se podría decir que Gloria estaba triste. 


"No sé qué hago con esta foto"


Y la tercera foto, era de un chico, un chico moreno de ojos grises, tan grises como la luna, un chico que una vez la hizo feliz y que ya no lo haría nunca mas. Se llevó la mano al pecho, un pequeño colgante en forma de corazón reposaba en el, lo abrió y de este salió una foto mas pequeña, recortada con la forma del colgante, detrás, había una inscripción 
"Nunca olvides que siempre estaremos juntas", giró de nuevo para ver la foto y se encontró con unas caras pequeñas y sonrientes, unas crías felices. 
Nerea le regaló el diminuto colgante cuando tenían once años y nunca se lo quitó. 
Dejó de mirar las fotos y miró su habitación, cerró la puerta y bajó las maletas una a una. 


Mientras se deslizaba sigilosamente por la gran escalera de mármol, Gloria pensaba que lo que estaba haciendo no era muy ético. Pero poco importaba pues no había nadie que pudiera delatarla. Fuera sonó el claxon del taxi, Gloria abrió la puerta y chocó con alguien.
-¿Dónde vas con esas maletas Gloria? ¿Qué estás haciendo?
Otra vez el claxon del taxi.
-Gloria... ¿Te vas?
Mas pitidos. Miró a Nerea, su cara mostraba confusión, la iba a volver a dejar, otra vez iba a hacerle daño. Sus ojos se encontraron.
-Me voy contigo.
-¿Qué?
-No voy a dejar que te vayas sola, yo también quiero vivir aventuras. 
-¿Y tu madre? ¿Y el internado? ¿Y toda tu vida Nerea, qué pasa con toda tu vida?
-¿Y la tuya Gloria?
El claxon del taxi volvió a sonar, el hombre bajó la ventanilla y soltó algún insulto que las dos chicas ignoraron. No tenían tiempo de discutir, Gloria aceptó. Se subieron al taxi y este las llevó a la estación. Tardaron dos horas en llegar. ¿Cúal era su destino? Gloria ya lo tenía todo pensado. Cogerían el tren hasta llegar a Francia, de allí cogerían un avión que las llevaría a Canadá, en Mont Trembland. Era una casa gigantesca con unas vistas increíbles. La casa era de sus padres, pero estos no la utilizaban, andaban demasiado ocupados para preocuparse por su única hija así que la casa la tendrían que tener olvidada, como si nunca hubiera existido.
-¿Qué tienes planeado Gloria?
-Primero compraremos los billetes.- Y así lo hicieron, se montaron en el tren donde pasarían casi un día entero y se relajaron en los cómodos asientos. La oscura noche cae sobre ellas sobre el tren y prácticamente sobre toda esa parte del mundo. Sentada junto a la ventanilla del tren que la está llevando lejos de su casa, Gloria no puede si no pensar en todo lo que dejará atrás. En frente suya una agotada y exhausta Nerea, descansa apoyada en su brazo. "No voy a dejar que te vayas sola, yo también quiero vivir aventuras. " Ella sabe que esa no es la razón de que su mejor amiga la haya acompañado y se culpa por no haber insistido mas.
 "Quizás esta no sea la mejor manera de olvidar" piensa, "pero no sabía como escapar de mejor manera." Nerea
¿Se daría alguien cuenta de lo que estaban haciendo? Sus padres nunca estaban en casa y ya estaba acostumbrada a eso. Las únicas noticias que recibía de ellos era por el día de su cumpleaños. Siempre le enviaban una simple tarjeta con un "Feliz cumpleaños, ya eres un año mas grande" y no le extrañaba que no pusieran ni su edad, no se acordarían y tampoco les interesaba. Pero no siempre fue así, años atrás Gloria disfrutaba de la compañía de su abuela. Entonces era feliz.  Emma, su única abuela -al menos que ella supiera- la había cuidado desde siempre. Era de familia rica, pero no actuaba como toda la gente de su posición, ella era afectuosa, cariñosa y amable. Ella era la que cocinaba o la que acostaba a Gloria, era la que le curaba las heridas cuando se hacía daño y también, era la que le contaba cuentos para que se durmiera. Por eso, el día en que Emma murió, fue cuando las cosas empezaron a ir de mal en peor.