domingo, 22 de enero de 2012

Capítulo 4


"Primera regla: No ilusionarse.
El amor es para estúpidos descerebrados que no tienen otras cosas que hacer en sus vidas, que pensar todo el día en que si su pareja está pensando en su otra mitad. Las naranjas son para los zumos."


-¿Qué haces?- Su amiga la ha asustado, como muchas otras veces. Gloria se limita a apartar la mano de la hoja que intentaba esconder, pero sabe que a Nerea es imposible ocultarle nada. 
Ella lo lee atentamente y enseguida termina. 
-Oh venga Gloria, el amor es lo mas bonito que existe- Se miran un momento, los ojos verdes de Nerea contra los pardos de Gloria. 
Una sonrisa asoma en el rostro de Nerea y aparece otra en el de Gloria.
En una pequeña gran cabaña, de un frío de diciembre, con mucha nieve alrededor, Gloria ve a través del reflejo de la ventana como su mejor y única amiga, baja las escaleras, feliz, por haber conseguido sacarle una sonrisa sincera. Una de las pocas que le ha visto desde que la conoce.
Se levanta del gran sillón naranja, deja el papel guardado en un cajón y sigue a su amiga. Ya abajo, se siente en una silla de la cocina. Ve que su libro está en la mesa. Roza con la yema de los dedos, su tapa dura y lo deja a un lado.
-Solo serán seis minutos.- Piensa Gloria mirando el "espectáculo".


Primero el tazón azul cielo que tanto le gusta. Después abre a nevera en busca de leche "semidesnatada", a continuación el recipiente de azúcar y el de cacao, saca una cuchara mediana del cajón de los cubiertos, lo mezcla todo y lo pone en el microondas. Espera impaciente un minuto y medio mientras, busca las galletas de chocolate que compró no hace mucho y que se culpa cada vez que se come mas de las que debería. Pero no puede evitarlo, dice, están tan buenas... El minuto y medio pasa y el microondas emite el pitido que Nerea quería escuchar. Saca poco a poco el tazón con cuidado, no quiere quemarse como tantas veces le ha pasado. Esta vez, saca del cajón de los cubiertos una cuchara un poco mas grande, parte las galletas en trozos y los echa en el tazón. Las galletas de chocolate se deshacen en la leche y Nerea se dipone a comer su delicioso desayuno. Todo esto ante la atenta mirada de Gloria.
-¿Quieres?- Le pregunta con la boca llena.
Gloria niega con la cabeza y vuelve su mirada al mismo libro de antes, ese que casi no la ha dejado dormir durante dos días. 
-Tu te lo pierdes, esto está riquísimo.- Nerea no dice nada mas y después cada una vuelve a lo suyo, Gloria a ese fantástico libro y Nerea a ese ansioso desayuno que se muere por devorar.


"Da igual que seas pequeño, da igual que camines dando botes porque cuando quieres escapar de todo meces tus alas y echas a volar.
Por eso te envidio.  Envidio tu capacidad de dejarlo todo atrás y no sentir nada.
Siempre te he observado, siempre he ansiado volar. Una vez quise ser como tu..."


Subiendo las escaleras ha encontrado una tira de papel, en ella había esto escrito.
Hoy llueve y Nerea mira por el cristal de la ventana como las pequeñas gotas se deslizan suavemente para acabar derramándose en el frío suelo. No para de pensar en esos deliciosos ojos chocolate, en esa exquisita sonrisa, en esa dulce nariz respingona... Tampoco olvida su pelo rubio mojado ni sus imperceptibles pecas. 
Suspira. Vuelve a suspirar. Y lo hace otra vez. Apoya la cabeza entre sus brazos y escucha una dulce melodía de piano. 
Sabe que es Gloria, hacía tiempo que había dejado de tocar el piano. Esa es su canción. La "Canción de Nerea", así es como se titula. La compuso un día que la encontró llorando en silencio. La compuso para que no llorara mas.  La compuso porque su corazón le dijo que lo hiciera.


-¿Porqué la estará tocando ahora? ¿En este preciso momento?- Quizá la ha vuelto a oír llorar en silencio. O simplemente quizá, le está intentando decir lo que le dijo hace nueve años.

lunes, 2 de enero de 2012

Capítulo 3

" Óliver. Ese era su nombre. Era odioso. Era impertinente. Era lo que las madres de las alumnas del internado llamaban un "descarado". Pero era singular, y sobretodo intocable. Su padre era el director y el propietario de "Poséidon" el internado donde Gloria estudiaba. -Sus padres tenían allí en Suiza una casa desde que decidieron donde estudiaría su hija pequeña. La única razón por la que Gloria dormía en su casa y no en "Poséidon" era por que sus padres y el director fueron amigos y compañeros desde siempre y fueron juntos al internado.- Nunca le había gustado y tampoco entendía porqué todas las chicas opinaban lo contrario. ¿Era por su estúpido pelo azabache o por sus ridículos ojos grises?
Óliver Novotny.
-Idiota...
-No seas así, parece buen chico. Además de que es muy guapo.
-Ya claro. Es un engreído.
Si ya odiaba que todas las chicas lo alabaran, que Nerea lo hiciera la ponía mala.
-¿Quién es un engreído?- Miró de reojo y vio como Nerea se marchaba poco a poco. "Genial", pensó, "Ya me ha dejado sola".
-¡Tu, Óliver Novotny! "

Sonríe para si misma. No se explica cómo pudo querer tanto a ese "idiota". Pero su sonrisa se desvanece y vuelve a la realidad. Y la realidad es que Óliver Novotny no está,   en su lugar se encuentra en un tren que se dirige a Francia desde Suiza. En la cama de arriba descansa Nerea. A las diez de la noche las avisaron de que su compartimento ya estaba listo, desde entonces Nerea ha estado durmiendo.

"-¿Porqué dices que soy un engreído?
-Por que lo eres.
-Es verdad, lo soy.
Se miran. Ninguno de los dos aparta la vista del otro y es entonces cuando él puede ver toda la tristeza que guardan los ojos de Gloria.
Nunca se había fijado en ella, siempre pensó que era como sus padres, la típica niña rica que lo tiene todo. No sabía cuanto se equivocaba. "

<< Todos quieren tener una bonita historia de amor en sus vidas. Yo solo quiero que todas esas bonitas historias sean contigo.>>

-¡ Buenos días!
-Son las tres de la tarde Nerea.
-Hacía tiempo que no dormía tan bien. ¿Falta mucho para llegar a dondequiera que vayamos?
-Solo una hora mas.
Después de esa pequeña conversación, ninguna de las dos dijo nada mas. Nerea se zambulló en su iPod y Gloria volvió a su libro.
No es que el tren fuera despacio, pero a las dos y media de la mañana habían tenido una avería y estuvieron parados mas de tres horas y pico. 

"-Me gusta la rapidez. Ver desde la ventana del coche como se difumina el paisaje, sentir la carretera en las ruedas de mi moto, ver la prisa que se dan los días para llegar al viernes y ser libre por fin... ¿Sabes? Cuando era pequeño deseaba que los meses pasaran para llegar al día de mi cumpleaños y que me hicieran mi desayuno favorito y después sorprenderme con un gran regalo. Pero hay momentos... momentos como este Gloria, en los que desearía que no existiese la rapidez ni la velocidad, que desaparecieran los minutos y las horas ... Ojalá el tiempo se detuviera ahora.

Óliver le acariciaba su sedoso pelo mientras ella, apoyada en su pecho desnudo, sentía los latidos de su corazón. Estaban acostados entre las sábanas de su cama, desnudos, agotados, felices...

-Me enamoraste Gloria, me enamoraste cuando vi tus ojos y me enamoraste mas cuando te conocí, descubrí como eras verdaderamente y entonces te amé... "

Ya habían llegado al aeropuerto y habían aterrizado en su destino, las seis horas de viaje les pasaron volando. Cuando llegaron a la casa, todo estaba cubierto de nieve excepto la entrada. Gloria sacó las llaves y abrió la puerta, entraron en la casa y Nerea se quedó atónita.

-¡Esto es increíble! 
-Mañana nos acercaremos a la ciudad para comprarte ropa y algo de comida.

Nerea la miró y se echó a llorar a sus brazos, ella no dijo nada y la abrazó de vuelta.

-Lo siento Gloria.- Se sorbió la nariz, Gloria le hizo un gesto para que subiera y le prestó un pijama. Solo había una cama hecha y como era bastante grande durmieron las dos juntas.

<<He pasado demasiado tiempo buscándote, pensando siempre en ti y ahora siento que he perdido mucho haciéndolo>>